Desde el desierto se escribe mal, y es que estoy al borde de un precipicio. Os podeis hacer una idea, el abismo ante mi, no se si es el espejo roto o el final de algo que desconozco. La arena me inunda los poros, y respiro lo justo para comer. Algún cactus se presenta alegre o triste según la estación del año. Aquí también hay madera, todo quemado, la casa, el coche, y el perro. Todo a medias. No huele a sauna, sinó a sudor; a sudor y a pollo al ast. Todo el rato. Me entra el hambre y respiro un poco más. Silencio. Vuelvo a sumergirme en los recuerdos, me meto en mi mismo. Respiro i silencio. Recuerdo...

otra vez a brindar con extraños
ResponEliminabrindemos, pues
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